Esteban Villarejo, doctor en Ciencias Políticas, miembro de Izquierda Socialista - PSOE
PRIMERO,
UNA COMPROBACIÓN OPTIMISTA
Las elecciones recientes
para la Secretaría General del PSOE parecen haber dejado en muchos
miembros de IS un sabor agridulce. Por una parte la Corriente está
creciendo mucho, y no sólo en número sino también en vitalidad.
Asimismo, los resultados obtenidos parecen obligar a los órganos del
Partido a reconocer a la Corriente un peso más grande y más
definido que anteriormente.
Además, ese peso
probablemente es mayor que el que arrojan los resultados de las
elecciones, debido a que las maniobras del “aparato” han influído
para que afiliados que por sí mismos no habrían ido a votar, lo
hayan hecho finalmente, debido a la insistencia y facilidades de
bastantes secretarios de agrupaciones. Los votos conseguidos de esa
forma han influído también en reducir la abstención; por tanto,
ésta debería ser reconsiderada al alza. En una estimación muy
gruesa, la mitad de la afiliación al PSOE, aproximadamente, no
parece ir acompañada de una verdadera militancia. Por tanto, una de
las carencias importantes de nuestro Partido sería la escasez de
militancia; el gran rival del PSOE, el PP, dice tener 900.000
afiliados.
INSUFICIENCIAS
Y DUDA
Además de la escasez
cuantitativa, sorprende el color ideológico de la afiliación. Es
cierto que un cierto número de militantes de izquierdas ha votado a
Eduardo Madina porque le han estimado con más posibilidades de
vencer al rival que veían más a la derecha. Ahora bien, la mayoría
del Partido se ha manifestado como esencialmente centrista.
Otro hecho preocupante es
el peso que ha revelado el “aparato”. Lo que hace negativo ese
peso es que bastantes de los dirigentes han demostrado no creer en la
democracia y no respetar a los militantes. En el PSOE hay muchos que
defienden la República, pero ésta no consiste sólo en que el Jefe
del Estado pasa a ser elegido por los ciudadanos. El espíritu
republicano es algo mucho más profundo, y el “aparato” de
nuestro Partido (mejor dicho: bastantes de sus componentes) está muy
lejos del mismo. El espíritu republicano se basa en la concepción
de que la comunidad política está compuesta por ciudadanos iguales
en dignidad y en derechos, y partícipes en las responsabilidades
colectivas. Es evidente que gran parte del “aparato” de nuestro
Partido no cree seriamente en la democracia, y no respeta
suficientemente a los militantes.
Las apreciaciones
negativas que se han comentado pueden llevarnos a dudar de si el PSOE
es un cauce adecuado para personas que aspiran de manera profunda y
decidida por la transformación social. De hecho, algunos de nuestros
compañeros en IS se han ido a otras formaciones, o al menos han
votado por ellas en las últimas elecciones. ¿Es eso lo más
adecuado?
UNA
APUESTA VIGOROSA POR IZQUIERDA SOCIALISTA
Cuando surge una duda
como la expresada, suele ir acompañada de un cierto vértigo, pues
se abren distintas alternativas, y ninguna ofrece una seguridad
absoluta. Esa situación es frecuente en la vida humana, porque tanto
para conocer como para actuar, necesitamos hacerlo con hipótesis; es
decir, con suposiciones que fundamos en razones y contrastamos con
sus alternativas. Ahora bien, siempre tienen algo de apuesta.
En el caso que nos ocupa,
también sucede así, pero parece haber razones suficientes para
apostar por el PSOE, y dentro de él y sobre todo por Izquierda
Socialista. Es cierto que el PSOE tiene importantes debilidades, pero
algunas encierran oportunidades. Por ejemplo, el Partido parece
tener una afiliación escasa, más bien liberal, de una edad media
bastante avanzada y escasa en cuadros. Pues bien, eso ofrece la
oportunidad de expandir el Partido con cierta facilidad, y abrirlo a
personas dispuestas a realizar una verdadera transformación social.
Esa labor de fortalecimiento y reorientación conviene realizarla en
el PSOE, y no en otros partidos. El PSOE sigue siendo una fuerza muy
importante, y con todos sus defectos tiene una organización y unos
medios activos. Los partidos de Izquierda alternativos al PSOE
también tienen insuficiencias, y a veces decisivas. Por ejemplo, en
unos casos integran colectivos y orientaciones aún más diferentes
que el PSOE; en otros, mezclan objetivos acertados con otros que son
inviables pero se acompañan con una retórica que los hace todavía
más imposibles. Ese tipo de infantilismo, como lo calificaba Lenin,
puede dividir decisivamente a la Izquierda, y hacer imposible su
acceso al poder durante mucho tiempo. La legislación electoral hace
muy difícil rehacer la Izquierda desde sus fundamentos, y de tal
modo que la apuesta que parece más realista pasa por el PSOE.
Ahora bien, para que el
Partido se constituya en una fuerza transformadora, deber dotarse de
la capacidad para ello. Por ello y ante todo, ha de ser él mismo
transformado. Es necesario reintroducir el Socialismo en el Partido
Socialista, y eso ha de proceder de Izquierda Socialista. Como
decíamos antes, la afiliación actual es reducida y centrista; por
tanto, las posibilidades de añadir voluntades al Socialismo dentro
del propio Partido, son limitadas. Por ello resulta necesario
expandir el Partido hacia fuera, integrando personas que optan por la
solidaridad, en su caso porque sufren ellas mismas la explotación o
exclusión que provoca el Capitalismo. Dada la inmensa cantidad que
existe de jóvenes excluídos por el Sistema, éstos pueden
constituir el contingente principal.
Ahora bien, ¿cómo
conseguir esas nuevas incorporaciones, y en una cantidad elevada? La
respuesta que probablemente viene primero a la mente, es muy obvia:
“Convenciéndoles”. Eso abre un segundo interrogante: ¿cómo es
posible convencer a esas personas?
La respuesta ahora sería:
mostrándoles una gran alternativa de organización política, y
demostrar su superioridad sobre las restantes alternativas. Es decir,
se trataría de proponer un ideario fundamental y demostrar las
razones que lo sustentan.
Esa gran alternativa
debería incluir algún elemento de diagnóstico acerca de la
realidad, tal como los criterios que rigen la distribución del
producto social. En segundo lugar, y en relación con lo anterior, se
incluye alguna opción fundamental, tal como la decisión de
organizar la sociedad sobre la solidaridad. En tercer lugar, se
incluyen unos primeros desarrollos de esa opción, sobre grandes
objetivos y los medios principales para conseguirlos. Esos tres tipos
de elementos configuran un todo coherente y apoyado en razones, que
debe constituir la identidad del Partido, y al mismo tiempo debe ser
una brújula para la conciencia de muchas personas, y una orientación
para la acción.
La necesidad de una
identidad de ese tipo suele ser percibida en las formaciones de
izquierda, pero a menudo de una forma confusa. A veces se habla de
una "filosofía", o de un "marco" global de
interpretación; otras veces de un gran "proyecto". En este
punto es conveniente citar un error frecuente, que es confundir la
identidad de un partido con los programas que formula con una u otra
ocasión. La Identidad ha de ser la base de los programas, pero éstos
son criterios más concretos, y también más relativos, pues han de
estar adaptados al entorno territorial y temporal para el cual se
formulan. Los programas incluyen desarrollos de los criterios de
identidad, pero de manera más amplia y dispersa que la Identidad;
por ello suele ser conveniente acompañar esos objetivos de una
reflexión estratégica, en orden a concentrarlos y secuenciarlos
adecuadamente.
En el caso del PSOE, la
identidad se ha ido degradando, y confundiendo con los criterios de
programa. Izquierda Socialista ha conservado la preocupación por la
Identidad, y ha tratado de reformularla en diversos momentos. Falta
únicamente hacer un esfuerzo final de vertebración y argumentación,
y distinguir entre lo que son criterios de Identidad y objetivos
programáticos.
Con base en todo lo
anterior, proponemos una acción dirigida a tres grandes objetivos,
que en parte se secuenciarían en etapas, pero en cada una de ellas
se integrarían los objetivos restantes:
En la primera etapa, la
prioridad principal sería conseguir esa consolidación de la
Identidad que se acaba de proponer.
Conseguido lo anterior,
parece conveniente hacer un plan de difusión de la Corriente y del
Partido. Incluiría proselitismo, pero en su versión más noble; es
decir, priorizando el respeto y consideración hacia el
interlocutor, y la escucha hacia el mismo, lo cual exige una actitud
autocrítica. Proponemos algo que nos parece justificado y valioso,
pero escuchamos al interlocutor y tratamos de descubrir el valor de
sus razones.
La difusión citada
podría incluir la presentación de IS y el PSOE en centros
universitarios y de enseñanzas medias, y en otras instituciones y
colectivos. También se trataría de establecer contacto con personas
que tengan un comportamiento social y personal positivo. Y con
líderes y personas dotadas de cualificaciones valiosas para la
colectividad en materia política, económica o social.
La tercera etapa, que
debe iniciarse desde que se integren nuevos militantes, sería dar
acogida y formación a las personas que se vayan incorporando a la
Corriente y al Partido. La mera militancia ya requiere una formación
elevada, pero además ésta es necesaria para hacer una labor de
transformación social directa, y también para aportar cuadros
preparados al Partido, pues en estos momentos existen grandes
carencias al respecto.