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lunes, 23 de febrero de 2015

EL BCE, GRECIA Y NOSOTROS


EL BCE, GRECIA Y NOSOTROS

Juan Antonio Barrio, miembro de Izquierda Socialista de Madrid


17 de febrero de 2015


Resulta difícil minimizar la importancia de las decisiones del BCE anunciadas por Draghi el pasado día 22. La compra de bonos públicos y privados por valor de 60.000 millones de euros al mes entre marzo de 2015 y, al menos, septiembre de 2016 (un total de 1,1 billones de euros) es un paso adelante hacia la actuación del Banco Central como tal. Por supuesto que ello ha implicado hacer concesiones a Alemania: sólo el 20% se mutualiza (en el propio Banco Central) y el 80% restante racaerá sobre cada uno de los bancos Centrales Nacionales. Pero con todo y con eso es un importantísimo avance que pone freno a la doctrina de la ultraausteridad. Debería continuarse por ese camino con un alza en los salarios, especialmente los más bajos, que provoque un aumento del consumo y un alza moderada de la inflación. Combinado adecuadamente con el Plan Juncker de inversiones por valor de 321.000 millones de euros su efecto debería potenciarse aún más. El que la facilitación cuantitativa incluya a Grecia partir de julio también es un signo positivo.

La victoria de Syriza va a provocar un importantísimo debate en Europa y una dura negociación. Sería importante como en toda negociación, no intentar vencer al adversario por Ko (o como ha dicho Varoufakis, nuevo Primer Ministro de Economía griego) ponernos todos del mismo lado y enfrente del problema. Me temo, sin embargo, que los ultraortodoxos pueden tener la tentación de no ceder prácticamente nada. Y no por motivos económicos, pues está claro que hay margen para un acuerdo si hubiera voluntad política (reducción de tipos, aumento de plazos para la deuda). Pero puede predominar la idea “de dar un escarmiento” para evitar el contagio que la victoria de Syriza puede suponer. Me parece importantísima en este contexto la posición de la socialdemocracia europea. Puede tener una visión cortoplacista, considerando a Syriza como un adversario electoral, al que no interesa que le vaya bien. Sería olvidar que el Pasok griego ha caído por debajo del 5% precisamente por su apoyo a la ultraausteridad. El interés general de la socialdemocracia debe estar por encima de estas mezquindades.

Dos aspectos son muy importantes para el futuro de la izquierda: encontrar una vía común de entendimiento, sin sectarismo ni prepotencia, con una política de alianzas sobre un programa común. Y sobre todo, construir ese programa creíble y distinto de la política socioeconómica de la derecha. Si predominan las luchas cainitas y la visión de corto plazo, esa respuesta será imposible.

Si lo dicho hasta aquí se aplica a toda la socialdemocracia europea con más razón en España, donde hay una formación relativamente homóloga de Syriza (la principal diferencia es que Syriza sí se considera de izquierdas, sin entrar en los tacticismos de Podemos, tipo “arriba y abajo”).

Una primera piedra de toque pude ser el resultado de las andaluzas, convocadas para el 22 de marzo. No cabe duda que el giro en la dirección de IU (primero Maillo a nivel de Andalucía y luego Alberto Garzón a nivel federal) ha influido en la decisión de adelantar las elecciones. Ahora bien, identificar ese giro con inestabilidad del gobierno parece un tanto excesivo. Más allá de las discrepancias obvias en todo gobierno de coalición, los Presupuestos 2015 estaban recién aprobados, y no ha habido ninguna votación perdida en el Parlamento. Como mucho cabría hablar de anticiparse a una posible inestabilidad futura. Si vemos la situación de otros partidos, quizá encontremos una explicación adicional: el candidato del PP es no muy conocido y poco valorado. Podemos está en Andalucía todavía en periodo de formación. IU tiene su crisis interna todavía no resuelta. Y los demás partidos tampoco parece que vayan a destacar mucho. Según se dice, el objetivo de Susana Díaz es la mayoría absoluta. Muy bien, pero ¿y si no se consigue? ¿Qué política de alianzas habrá? Cualquier pacto con el PP debería estar excluido, si no se quiere dar pábulo a un futuro pacto a nivel de todo el Estado.

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